sábado, mayo 15, 2010
viernes, mayo 14, 2010
Erase una vez
La pequeña creció triste. La soledad vino y quedó encarcelada en su corazón. Todos decían que era la niña la que no se hacía entender, nunca aceptaban que carecían de ciertos dones para entender un niño, así justificaban que a veces la agredían...
Ella empezó a hacerse mil preguntas, mil porqué. ¿Porqué existía?, si acaso le robara a otro su existencia porque la suya no tenía ningún sentido. Entonces decidió volar a la soledad de una pradera, donde sabe a húmedo y aromas de vida, compartiendo sus juegos con sus amigos los conejos... pero aún allí se siente triste por el mundo agreste, que sólo sabe a extinción, donde ya casi no se ve a nadie... sólo a la muerte y una dama muy lujosa llamada corrupción.
Ella empezó a hacerse mil preguntas, mil porqué. ¿Porqué existía?, si acaso le robara a otro su existencia porque la suya no tenía ningún sentido. Entonces decidió volar a la soledad de una pradera, donde sabe a húmedo y aromas de vida, compartiendo sus juegos con sus amigos los conejos... pero aún allí se siente triste por el mundo agreste, que sólo sabe a extinción, donde ya casi no se ve a nadie... sólo a la muerte y una dama muy lujosa llamada corrupción.
Detrás del viento, sombras y orquídea y Crisol, relatos de Cristina
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